jueves, 10 de febrero de 2011

Lecturas semana 6

El pensamiento no puede tomar asiento. Retomo esta frase de Luis Eduardo Aute por un motivo: refleja lo que nos dan a entender las lecturas de esta semana. Una combinación de textos aparentemente inconexos es la que hemos leído. Pero es en realidad un punto sustancial en el que convergen todos: la cultura.

Cuando hablamos de cultura se nos vienen a la mente varias concepciones. En el libro de Gimeno Sacristán "Educar y convivir en la cultura global" se nos hace referencia a esto, discriminando entre "cultura escolar", "cultura de la educación" y "cultura" en el sentido más puro que es el filosófico. Cultura tiene entonces diversas acepciones, diferentes modalidades para su entendimiento, pero una sola forma de asimilarse. la sujetivación. Esta subjetivación solo es posible mediante la disposición del individuo. Y a mi entender, no hay subjetivación más directa y prolífica que la que se produce mediante la narrativa.

La tesis doctoral de Comins "La ética del cuidado como educación para la paz", nos habla más abiertamente de la influencia de la literatura en el proceso que conlleva a un ser humano al desenvolvimiento emocional e intelectual. Las narrativas tan ricas que nos presenta la literatura son precisamente un medio sumamente efectivo para inteligir respecto a los valores que cada individuo debería aprovechar. La educación moral no es más que un medio ineficiente si no se utiliza la forma novelada para hacernos conscientes de la realidad que nos rodea. Es el mito de Higinio un ejemplo que dramatiza en este caso el origen humano y el de su instinto de autoconservación.

Lo dramático impacta. Liliana Weinberg nos hace ver esto claramente en "Pensar el ensayo". En la libertad que ofrece un ensayo para hacer ficción, no hay nada más apropiado que dramatizar las ideas. Tal vez se requiera de la ayuda de algún autor en específico para partir de ahí y por consiguiente para seguir el entramado de ideas que se quiere elucubrar. El ensayo es pues, la dialéctica con el interior y las ideas que nos piden ser expresadas. Es por lo tanto el ensayo una herramienta útil para la construcción del conocimiento propio.

Es precisamente un enfoque constructivista el nuevo paradigma de la educación. Que el  alumno construya su propio piso epistémico a través de sus propias ideas. Sin embargo, si no se tienen referencias sobre algún tema que se quiera analizar es difícil empezar a reflexionar con claridad respecto a este. Se necesita pues, de un buen instructor. Desde este enfoque de construcción propia del conocimiento es que Penalva, autor de la tesis doctoral "La identidad del educador" nos menciona a Platón, ya a su mentor Sócrates. ¿Por qué Sócrates? Pues porque para Sócrates el conocimiento estaba ya dentro de las personas, y había que irlo redescubriendo paso a paso, mediante el método dialéctico. Es el diálogo pues, la forma en que podemos ir planteando nuestras ideas para redescubrir la verdad detrás de las cosas. El diálogo platónico tiene un efecto especial por una razón extra: es dramático, narrado a través de la tensión que produce explorar en el mundo del conocimiento.

El maestro es importante, si, pero más importante es el alumno, pues de el depende que las cosas puedan ser enseñadas, de su disposición depende que el pensamiento fluya, y no que tome asiento. Leer, reflexionar, pero sobre todo, percibir con los sentidos y la imaginación las historias ficticias y reales con que nos encontramos es la clave para la sujetivación  que nos lleva a asimilar el punto central de estos textos: la cultura

1 comentario:

  1. Hola Rafa..!!
    Indudablemente el ensayo es una herramienta sumamente útil para la construcción del conocimiento, además de que a mi parecer el plasmar las ideas propias y argumentarlas implica aplicar un pensamiento eminentemente crítico...

    ResponderEliminar